sábado, 24 de diciembre de 2011

Lo único que quiero por Navidad, eres tú.

Me senté en el sofá, con el portatil en las rodillas, y una chocolatina de Navidad en la mano. Alcé la vista para ver a mi familia, sentados alrededor del árbol, riendo y contándose anécdotas de años anteriores. Quería unirme a ellos, pero no tenía ganas de reír. Sólo pensaba en lo lejos que estaba de ti, y mientras, veía tus fotos.
Vaya tortura, estar a tanta distancia y que tú ni si quiera estés pensando en mí. Quizás en otra chica. Quién sabe. Me rallo. Te quiero. Me prometí a mí misma que no lloraría en Navidad, pero aquí está. La primera lágrima. Desgraciada que soy,  ¿otra vez voy a llorar por él?  ¿Es que no he llorado suficiente?
"Soy imbécil", pensé. Pero no hice nada para dejar de llorar. Estaba a quince metros de mi familia, así que no se dieron cuenta. De sus ojos también salían lágrimas, pero de tanto reírse, y seguían con sus historias, echando fotos y escuchando las divertidas canciones cantadas por Frank Sinatra, cada uno con su copa de Sherry. Se acerca la hora de cenar, y después, acostarse para que a la mañana siguiente aparezcan los sacos llenos de regalos. Parece un momento feliz, pero para mí no lo es. Tú superas cualquier regalo que me puedan hacer. Quiero estar a tu lado, pero no puedo.

martes, 20 de diciembre de 2011

Gracias.

Me paré a pensar en razones para sonreír, cuando sólo se me ocurrían mil para llorar.
Pensé, y conseguí una respuesta. Una persona, que responde a todos mis problemas.
¿Quién estaba ahí cuando estaba mal por aquel chico?. ¿Quién me ha hecho sonreír cuando me avergonzaba de mí misma?. ¿Quién me ha apoyado siempre, y siempre me ha defendido? . ¿Quién escuchaba mis millones de penas, y me animaba cuando pensaba que nada podía hacerme feliz? . ¿Quién me daba una razón para seguir adelante? .
Gracias a ti estoy aquí, sé que seguramente yo estaría por ahí perdida si tú no hubieras estado a mi lado cada día, haciéndome reír cuando he estado seis o siete horas llorando sin cesar.
Te quiero, eres mi mejor amigo, y lo sabes.


Miguel Fernández.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cuarenta y nueve.

A veces cometemos errores sin sentido, decimos cosas de las que después nos arrepentimos, tomamos decisiones estúpidas, estropeamos aquello que podría ser algo apasionante.
Acaba todo, pero recuerdas esa noche junto a él, y sonríes. Todos los días hablas con él.
Cuarenta y nueve días sin verle. Qué tortura.

Y todo cambió.

- Aunque no lo creas, yo siempre fui una persona segura de mí misma... Siempre sabía lo que quería, lo que valía...
+ ¿Y qué te pasó?
- Me enamoré.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Pequeños de gran importancia.

Difícil es librarse cuando mentimos con la verdad.


Y siempre vence el que sabe sufrir.


Podemos llegar a las nubes, sin olvidar de dónde venimos.


Sólo un sueño muere cuando se hace realidad.


Espejo; una palabra donde duerme la mentira.


Echo de menos tu sonrisa, pero extraño más la mía.


¿Sabes que cada latido de mi corazón te está llamando?.


Si algo no te mata, en realidad te hace más fuerte.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Eternidad.

Todavía te quiero.  Después de todo, te sigo queriendo.
¿Por qué? No lo sé ni yo.
Pero sí sé que, aunque a ti todo te importe lo más mínimo, yo voy a seguir luchando para merecerte. Desconozco si lo conseguiré, me lo estás poniendo casi imposible. Ya he sufrido mucho, tengo heridas que seguramente nunca cicatrizarán, pero no me voy a dar por vencida. Dicen que, cuando se trata de perseguir algo que amas en la vida, nunca aceptes un "No" por respuesta. Y eso haré, no me rendiré hasta besarte de nuevo. Porque te amo.
Dices que estoy loca. No. Lo que pasa, es que tú me vuelves loca. Eso es diferente. Creía que la locura por amor, era imposible, que no se podía llegar a amar tanto a alguien como para enfermar, pero me equivocaba. Yo misma lo comprobé.
Al verte me cuesta respirar. Sólo con verte. Y me quiero matar, pero prefiero hacerme daño, intentando encontrar la manera de demostrarte todo esto. Y, probablemente, el aprecio que te tengo y el miedo a perderte es lo que me mantiene con vida.
Aunque ... Cada vez que alguien me dice que tú ya me has olvidado, que no soy absolutamente nada para ti, se me llenan los ojos de lágrimas.
¿Por qué? Porque no quiero aceptarlo, pero en el fondo sé que es verdad.


















Es una tontería sin sentido.

Ella seguía leyendo aquellas conversaciones guardadas.
Seguía pasando sus noches metida en sus mejores momentos.
Unos momentos únicos.
Nadie es capaz de quitárselos de la cabeza.
Aquellos momentos en que estaban juntos.
Todo lo recuerda, como si hubiera sido ayer.
Odia esa sensación de tristeza, angustia.
No quiere sufrir más, pero aún así…
Todos los días,
Escoge la mejor hora del día, para salir fuera,
Recordarlo todo,
Inhala el humo de su cigarrillo, y se tumba
A mirar el cielo, como hacía antes con él.














(Este poema acróstico lo escribí para un trabajo de Lengua, al igual que "Ponerme de puntillas para poder besarte").

Ponerme de puntillas para poder besarte.

Esa sensación que recorre mi cuerpo
Cada vez que te miro, que te veo
Deja mi ser muerto,
Y mi mirada fija en tus ojos bellos.

Nada me hace más feliz
Que verte todos los días sonreír,
Mas, si esa sonrisa va dirigida a mí,
Me obliga a cada día adelante seguir.

Poder cada día abrazarte,
Estar contigo, de la mano nunca soltarte,
Que me ames, y yo amarte,
Y adoro tener que ponerme de puntillas para poder besarte.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Estúpida, ingenua.

Esas frases que te decía. Que te gustaban tanto. Que eran tan bonitas. Que tú te las creías. Ingenua. Querías que el tiempo parara, para que eso durase eterno, ¿no?
Luego te dice, que es una persona infiel. Pero que te quiere, sí. Otra vez. Ingenua. Te advierte y te dice lo que pasará en el futuro. Que te hará daño. Rezas para que ese momento pase lo más rápido posible, o para volver al pasado y que nunca te lo hubiera dicho. Tratas de sacar palabras de tu alma, cuando lo único que te salen son lágrimas. Consigues decirle algo... ''Me da igual. Yo te quiero.'' Niña estúpida.
Y, al día siguiente, sorpresa. Increíble cómo cambia tan rápido, te besa. ''Le habrá rechazado la otra chica que le gustaba.'' piensas, mientras que a la vez, otra voz te dice ''Qué más da, te besó.'' Después, te dice que te quiere. Te lo crees. Inútil, ingenua, de nuevo.
Al día siguiente, cambia. Ya no te habla. ¿ Por qué es tan duro contigo ? Por qué. Después de todo lo que has hecho por él. Todo lo sufrido. No mereció la pena en absoluto. 
Pero, ¿ tú qué piensas de todo esto ? Qué vas a pensar. Obvio, ¿ recuerdas esta frase ?: ''Me da igual. Yo te quiero.'' 
Y bueno, ¿ repetimos ? Niña estúpida e ingenua.

Rutina diaria.

Estaba sentada en la calle, esperando a que viniera el autobús. Saqué de mi bolso esos folios en los que he escrito tantas cosas sobre ti. 
Veía a la gente que pasaba a medio metro de mí, pero no les prestaba atención. 
Tenía los cascos puestos, y escuchaba esas dos canciones que tanto me recuerdan a ti, una y otra vez. De pronto, noté como se me nubló la vista, y calló una lágrima de mis ojos, que aterrizó en los papeles que tenía en la mano. Pensé, "Joder, ¿por qué lloro? Esto ocurrió hace más de un año". Pero aún así lo recuerdo todo, cada detalle, y al recordarlo no puedo evitar derramar lágrimas.
Ninguna relación posterior me ha durado mucho, y acabé dándome cuenta del por qué de eso. Sigo enamorada de ti, por quien tanto sufrí el año pasado. Y es que, cuando se ama a alguien, se queda en el corazón para siempre.
Llegó mi autobús. Me subí, pagué y me senté. Todavía escuchaba esas dos canciones. No me canso, nunca me cansaré de oírlas. Seguí llorando, e intenté disimular en silencio. Miré por la ventana, mientras que lo único que estaba en mi mente eras tú.