viernes, 11 de enero de 2013

Pasado.

Aunque no lo creas, sigo siendo la misma niña que se dormía pensando en tu sonrisa y en tus besos. Sigo pensando en tus abrazos, en tus bromas, en todas las cosas que pensabas para sorprenderme. Para cambiar nuestra rutina, y de las que yo no me daba cuenta. La diferencia, entre antes y ahora, es que ahora me duermo con lágrimas en los ojos, cuando me acuerdo de ti, cuando estoy sola, me hago un ovillo en mi cuarto y me vienen recuerdos de nuestros momentos durante un tiempo que parece eterno, hasta que me quedo dormida. Cuando recuerdo tus buenos días, tus buenas noches, esos besos en la parada del autobús, los días que subías en bicicleta hasta mi casa solo para pasar un rato conmigo, en nuestro banco, los que subías en mi autobús y después te ibas andando hasta tu casa solo por estar cinco minutos más conmigo. Cuando pienso en lo que te importaba, en lo que me querías. Pero lo que más me duele, lo que más me hace llorar, lo que me impide deshacerme  de ese dolor en el pecho por las noches, es saber que ya no me quieres. Que ya no harías esas cosas por mí, que jamás volverás a llamar a mi puerta, que no vendrás a verme cuando estoy enferma, que no te reirás igual conmigo, que no sientes lo mismo. Que no sientes el deseo y la necesidad de estar conmigo y de besarme. Y yo por más que intente evitar esos pensamientos, por más que intente convencerme a mí misma de que debo seguir adelante... No puedo, porque recuerdo todo, recuerdo como lo eché a perder cuando eras lo más importante de mi vida. 
En realidad, lo sigues siendo. Aunque no lo creas, aunque no lo crea nadie. En esos momentos por las noches en las que no puedo dormir porque te echo de menos, sé con certeza que aún sigues siendo mi vida, que quiero más que nada cumplir los planes que teníamos, que quiero volver a caminar de la mano como lo hacíamos antes. Quiero demostrarte, más que nada, que aún te quiero con locura.
Pero todo eso, me es imposible, pues tú ya pasaste página.
Ya es todo parte del recuerdo, que perdurará en mi memoria, torturándome, hasta el día que entienda por qué abandone a quien me hacía feliz.