domingo, 15 de enero de 2012

Difícil realidad.

Saber que estás ahí, al otro lado, me consuela. Sí.
Pero pensar que, después de todo sólo he sido una más, o quizás ni si quiera llegué a ser una, por más que tus intenciones ahora sean animarme solo me deprimen más y más.
Hablas del destino como si lo conocieras. Hablas de él como si le tuvieras miedo. Como si temieras a que ocurriera de verdad esas cosas que estabas diciendo. 
Pensaba que tú eras una persona más madura que los otros. Más responsable. Y no me equivocaba. Sentir que, al verte, me enamoré de tu sonrisa y de tu voz. Pensar que tú sí merecías la pena. Un par de horas después me dices que estás con otra. Gracias. Eso me hace sentirme valorada. Y mírame ahora, llevo desde anoche sin sonreír. Y es que, parece una estupidez, a ti te parecerá ridículo. Para que mentir, a mí también. Pero es inevitable.
Te quiero, te quiero para mí, conmigo, pero a pesar de eso, quiero que seas feliz, y si yo no puedo hacerte feliz espero que ella sí, ya que le has dado otra oportunidad. Estaré vacía, sí, pero con que tú estés bien me basta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario